FRASES DEL DÍA

miércoles, 16 de agosto de 2017

COMER SALUDABLEMENTE

COMO COMER SALUDABLEMENTE 

Comer de forma saludable es más fácil de lo que parece. Si te armas con el conocimiento, ya vas por la mitad del camino. Si comer de forma saludable no lo ves como un sacrificio, sino como una oportunidad de superación, entonces ya casi cruzas la línea de meta. Porque no necesitas a nadie que te diga de la gran cantidad de beneficios a la salud que trae sacar las donas y las hamburguesas de tu vida. Tú quieres que alguien te enseñe cómo hacerlo. Así que echa un vistazo.

Escoge los carbohidratos adecuados. Los carbohidratos simples (como el azúcar y la harina) son absorbidos rápidamente por el sistema digestivo. Esto provoca una especie de sobrecarga de carbohidratos, y tu cuerpo libera grandes cantidad de insulina para combatir el exceso. Come los carbohidratos con moderación. Carbohidratos complejos. Por otro lado, el cuerpo digiere lentamente los carbohidratos complejos.
  • Considera comer verduras de hojas verdes como la col rizada, la col verde, las hojas de mostaza y la acelga. Están llenas de nutrientes que recargarán tu energía de inmediato. 
  • Come pan integral (marrón) en lugar del pan blanco, y la pasta de trigo integral en lugar de la pasta "normal". Es más difícil extraer los nutrientes de los carbohidratos procesados como los que se encuentran en el pan blanco, y es por esto que constituyen calorías vacías.
Come alimentos sin grasa (o magros), es decir proteína. Apunta a obtener entre el 10% y el 35% de tus calorías diarias de la proteína.[1] La proteína ayuda a construir músculos y te da la energía necesaria a lo largo del día. Algunos ejemplos de proteínas sanas incluyen:
  • El pescado magro como la platija, el lenguado, el bacalao, la lubina, la perca, y el fletán.
  • Las aves magras como el pollo o la pechuga de pato.
Aprende la diferencia entre grasas buenas y grasas malas. Necesitas consumir grasa para que tu cuerpo funcione correctamente. Sin embargo, es importante escoger el tipo correcto de grasas. Aquí tienes una guía rápida.
  • Las grasas monoinsaturadas y los ácidos grasos omega 3 son buenas grasas, que debes tratar de consumir regularmente. Ayudan a disminuir el colesterol "malo" en tu cuerpo aumentando el colesterol "bueno". Los alimentos ricos en ácidos grasos son el aceite de oliva, las nueces, el aceite de pescado y algunos aceites de semillas. Agregar estas grasas "buenas" a tu dieta semanal puede disminuir tu colesterol y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Evita las grasas trans y las grasas saturadas. Las grasas trans son un tipo de grasa insaturada que se encuentra normalmente en comidas procesadas, y cuyo consumo aumenta el riesgo de las enfermedades cardiovasculares. Lee las etiquetas de lo que comes, y buscar cualquier cosa "hidrogenada" en la lista de ingredientes
Prueba los súper alimentos. Los llamados súper alimentos pueden tener un nombre engañoso, pero algunos realmente son muy útiles. Algunos súper alimentos tienen la habilidad para combatir las enfermedades cardiovasculares, evitar el cáncer, reducir el colesterol e incluso mejorar tu estado de ánimo.[2] Aquí tienes una lista con algunos de ellos:
  • Los arándanos Los arándanos contribuyen a la buena salud mental.[3] Si no tienes acceso a los arándanos normales, prueba los arándanos rojos, las bayas frescas, o las frambuesas.
  • Las algas. No suenan muy apetitosas, pero cuando leas la lista de beneficios que traen a la salud, es posible que lo reconsideres. Ricas en vitaminas, minerales y aminoácidos además son beneficiosas para el manejo de la flora intestinal.[4]
  • El salmón. Otra criatura marina que entra en la lista, y por una buena razón. El salmón es rico en ácidos grasos omega 3 (un tipo de grasa buena). Los ácidos grasos omega 3 son buenos para la presión sanguínea, las funciones cerebrales, y la salud del corazón.
Vigila tu ingesta de sal.[6] El ser humano necesita sal en moderación, demasiada sal puede llevar a elevar la presión sanguínea, aumentar el riesgo de osteoporosis, y producir ácido estomacal en exceso.[7] Utiliza la sal con moderación, y siempre revisa las etiquetas de tus alimentos para ver si tienen la opción de "sodio reducido".



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